domingo, 18 de marzo de 2007

De mis sueños VII.


VII.

Y tú simplemente vas dejando tus senderos,
mi huella, mi piel, mi cuerpo...
y das paso a nuevos horizontes...
Amanecen nuevos sentimientos en tu corazón.


Y tu memoria me lleva consigo.

trémulo


Las fotografías son pequeños fragmentos
inmóviles, sueños intactos,
que hacen historia un pasaje de nuetra vida,
como si siempre estuvieramos ahí,
como si en realidad nunca hubiera pasado,
o sigue pasando continua, perennemente.

¿Porqué me gusta la fotografía?


Digamos que me gusta coleccionar pedacitos del pasado.

De la muerte.



Incluso cuando venía a verme, volteaba, daba miradas de soslayo, torcía el cuello.
Tenía la chispa en los ojos, mas, cuando no estaba, se tornaba triste y no volvía a verla.
Sus sonrisas se apagaban, sus ojos se desprendían. Silencio total.
- Cállate, no digas nada.

En el semblante demacrado, la ira de su ausencia corria por sus finas arrugas, el sol apenas si salía... se volvía a meter.
Un suspiro...
-Cállate, tu voz me distrae.

Concuerdo en sus sentidos, pero en sus manos temblorosas, las arrugas y las fisuras, sus líneas, marcadas con delicadeza intangible, con destreza incoherente, con cierto pulso nulo, nunca mostraban el interior, donde la humedad curaba heridas de su intacto corazón.

Nunca me confesó haberlo amado, mas yo lo sabía. Pudo haberme parecido notable, su voz temblorosa al hablar de él, sus ojos posados en el cielo, sus pies flotantes, su cuerpo recargado y su cabeza contra la pared.

El día de su muerte, ni siquiera pude ver sus manos, las llevaba envueltas en su rebozo. El rubor de sus mejillas desapareció y las lágrimas tomaron cauce en ellas formando lívidos ríos. Él murió discreto, en silencio, una noche junto a ella. La agonía en su mente a penas sí se veía.

Cogió su manta, la puso delicadamente sobre su blanco y cuidadosamente peinado pelo, y salió despacio, sin que nadie se diera cuenta.

-Espera a que regrese, no tarda - me dijo y cerró los ojos.

sábado, 17 de marzo de 2007

Artă, numai artă


artă , mai mult decât orice

viernes, 16 de marzo de 2007

Del órden entrópico


En un principio, la entropía en el pensamiento parece ordenada...
Cambio de lugar las palabras, las letras, la vida misma, y encuentro siempre un dulce, sencillo pero agobiante órden entrópico.