miércoles, 12 de diciembre de 2007


" ...

- Mais dans ta si petite planète, il te suffirait que tirer ta chaise de quelques pas,

et tu regardais le crepuscule chaque fois que tu le désirais.

- Un jour, j'ai vu le soleil se coucher quarante-trois fois!

Dit le petit prince, et un peu après, il ajouta:

- Tu sais... quand on est tellement triste, on aime les couchers de soleil.

- Le jour des quarante-trois fois, tu étais donc tellement triste?

Mais le petit Prince ne répondit pas.

..."



Esa es la parte que más me gusta del libro de El Principito, sé que tal vez a ti no te gusta, pero esta parte tiene mucho significado para mí. Es cierto que si este mundo fuera tan pequeño como para sólo mover unos pasos la silla y volver a ver la puesta de sol, entonces cuarenta y tres veces se harían pocas. De cualquier modo, si así fuera, no habría más que hacer si no mover la silla, tal vez no sería tan bueno, tal vez ni siquiera disfrutaría una puesta de sol por estar esperando la otra. Quizás sea por eso que sólo ocurra una vez al día. Así cuando llega, sé que es mi parte favorita del día, y todo parece como aletargarse. Los rojos inundan todo el cielo, y quizás sea entonces cuando realmente disfruto de estar aquí, ocupando el lugar en el que estoy y respirar ese aire y ver esos colores y escuchar todo al rededor... nada está de más, todo viene hacia uno como una ola que se rompe cuando toca la arena y luego se va. Todo es así. Tan efímero, que ni siquiera nos damos cuenta de que ahí estamos, de que tenemos lo que tenemos y de que somos lo que somos y nada más.


Sólo tenía ganas de decirte algo... cuídate.