domingo, 9 de marzo de 2008

una cosa






Es tan sutil. Tan enfermizo. Decís las cosas una a una como si de tu boca emanara una cuidadosa corriente caudalosa, o como si saliera un pequeño hilo transparente que arrastara con él todas esas palabras que me inundan como si fueran cubetadas de agua helada. Y así, como si se tratase de un trapo mal oliente, tomas mi cuerpo y lo avientas a la mesa, a la alacena o al suelo. Sos enotnces como un verdugo, como una mala plaga que se apodera de mis densos sueños, en los que coloco mis labios sobre los tuyos y así, en silencio, te inserto un beso entre lengua y paladar, dulce, pasiguo. Decís entonces: "ya no me sirves" y cerrás la puerta.