miércoles, 4 de noviembre de 2015

20


Detuve mi respiración para escuchar si a mi lado tú respirabas.
"¡Qué mala suerte!" pensé, seguías respirando.
No es que te desee la muerte, lo juro, pero a veces me gusta fantasear con que te echo las manos al cuello y lo aprieto con todas mis fuerzas.
Tienes olor a muerte sobre tus manos y tal vez haya sido yo el que dejó de respirar, no para escucharte sino para dejar de oler tus manos sobre mi cuello.

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