Te
encuentro a momentos desnuda de palabras,
hasta siento de pronto que fui yo el que te las quitó,
y es que como siempre pienso en quitarte las ropas
no dudo que alguna palabra también haya caído junto con tu blusa.
¡Pero no! En realidad eres tú quien se quita esos nudos,
desabotonas la lengua y te quedas callada,
como queriendo asecharme con tu silencio
que si bien no lastima, tampoco premia mi presencia,
y de pronto no sé qué decir,
porque ya entonces también yo estoy desnudo.
Me gusta pensar que nos hablamos con los ojos,
que nos miramos con las manos
y que sonreímos con nuestros silencios,
que se van enredando el uno al otro con nuestros brazos
y se salen de nosotros y nos aprietan y nos dejan tontos a ratos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario